¿Qué es la Enfermedad Inflamatoria Intestinal?

La EII es una afección crónica y persistente de por vida del tracto gastrointestinal. En la EII distintas partes del tubo digestivo se inflaman y se ulceran, lo que interrumpe o dificulta las funciones naturales de digerir los alimentos, absorber los nutrientes y eliminar los desechos.

Los pacientes con EII pueden presentar períodos de buena salud (fases de remisión) y momentos en los que los síntomas son más activos (recaídas o brotes). Cada paciente es diferente, y en muchas personas la enfermedad tiene un curso benigno con pocos brotes, mientras que otras personas pueden tener una enfermedad más grave.
En la actualidad, no existe cura para la EII, pero los medicamentos y, a veces, la cirugía, pueden aliviar los síntomas durante períodos prolongados.
La EII no es una enfermedad infecciosa, y NO se contagia de unas personas a otras.
Hay tres formas principales de EII: la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa y la colitis indeterminada. Existen algunas diferencias, principalmente en cuanto a las áreas afectadas y la profundidad de la inflamación en la pared del tubo digestivo.

Enfermedad de Crohn
La enfermedad de Crohn puede afectar cualquier parte del intestino, desde la boca hasta el ano, e incluso órganos fuera del intestino. Lo más probable, en todo caso, es que se desarrolle en el íleon (la última parte del intestino delgado) o en el colon. Las áreas de inflamación suelen ser parcheadas, con áreas de intestino afectado que alternan con otras de aspecto normal. Todas las capas de la pared intestinal pueden estar inflamadas (la inflamación es transmural). La enfermedad de Crohn puede provocar estenosis (estrechamiento de la pared intestinal) o fístulas (comunicaciones anómalas entre el intestino y otros órganos).

Colitis ulcerosa
En la colitis ulcerosa, la inflamación generalmente comienza en el recto y la parte más inferior del colon, pero también puede afectar todo el colon. En cambio, no afecta a otros órganos digestivos más altos. En la colitis ulcerosa la inflamación es continua a lo largo de todo el segmento afectado. A diferencia de la enfermedad de Crohn, solo se inflama el revestimiento interno o mucosa del intestino grueso, pero no las capas más profundas.

Colitis indeterminada
La colitis indeterminada es un término que se utiliza cuando no está claro si la inflamación se debe a la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa, porque la aparición de la enfermedad comparte características de ambas enfermedades.

Enfermedad de Crohn

La enfermedad de Crohn (EC) es una de las dos formas principales de enfermedad inflamatoria intestinal.

La EC puede afectar cualquier parte del intestino, pero es más probable que se desarrolle en el íleon (la última parte del intestino delgado) o en el colon. Las áreas de inflamación a menudo son discontinuas, con secciones de intestino normal en el medio de zonas afectadas. Las zonas inflamadas pueden ser pequeñas, de solo unos pocos centímetros de ancho, o extenderse bastante a lo largo de gran parte del intestino. Además de afectar el revestimiento interno del intestino (la llamada capa mucosa), la EC también puede penetrar más profundamente en la pared intestinal y causar abscesos y fístulas (trayectos o conductos anormales entre órganos, como entre dos secciones del intestino o el intestino y la piel).

¿CUÁLES SON LOS SINTOMAS?
La EC puede variar de leve a grave y su presentación será diferente entre distintas personas. Consulte el apartado Presentación clínica para ver la lista de los síntomas más comunes.

¿CUÁLES SON LOS DIFERENTES TIPOS DE ENFERMEDAD DE CROHN?
La enfermedad de Crohn a menudo se clasifica según la parte o partes del intestino más afectadas. A veces, puede afectar a más de una parte del intestino. Los principales tipos son los siguientes:

Íleon terminal e ileocecal
La enfermedad de Crohn en el íleon (la última parte del intestino delgado) puede denominarse enfermedad de Crohn ileal o, a veces, «ileal terminal», porque afecta el extremo final del íleon. Si también afecta el comienzo del intestino grueso, se conoce como enfermedad de Crohn ileocecal.
Ésta es una de las formas más comunes de EC. Los síntomas típicos son el dolor en la parte inferior derecha del abdomen, especialmente después de comer, la diarrea y la pérdida de peso. Es poco probable que haya sangrado visible en las heces, pero las heces pueden aparecer negras y los análisis de sangre pueden mostrar que está anémico.

Colónico o cólico
La enfermedad de Crohn en el colon (intestino grueso) a menudo se denomina colitis de Crohn.
Esta también es una forma común de EC, pero no es lo mismo que la colitis ulcerosa. El síntoma principal suele ser la diarrea, con sangre y moco. Debido a la inflamación, el colon no puede contener sus desechos como de costumbre y es posible que tenga evacuaciones intestinales muy frecuentes, especialmente si su recto está inflamado. También puede tener necesidad de defecar con urgencia y tenesmo (que es sentir la necesidad de defecar, aunque el recto esté vacío).
Si la enfermedad de Crohn afecta tanto al íleon como al colon, se denomina ileocolitis de Crohn.

Intestino delgado
Este tipo de enfermedad de Crohn también se conoce como ileítis o yeyunoileítis, según la parte del intestino delgado afectada. El dolor abdominal y la diarrea también son síntomas típicos de la enfermedad de Crohn en el intestino delgado, junto con las deficiencias de nutrientes. Nuevamente, es poco probable que la diarrea presente manchas de sangre, pero es posible que el paciente tenga anemia y también pérdida de peso. El intestino delgado se ve comúnmente afectado en la EC de los niños y pacientes jóvenes.

Perianal
La enfermedad de Crohn en el área alrededor del ano puede ocurrir por sí sola o acompañando a la inflamación en otras partes del cuerpo. Es bastante común y algunas personas notan síntomas perianales antes de que desarrollen síntomas intestinales. Provoca una serie de síntomas, como:
Fisuras: son desgarros o fisuras en el revestimiento del canal anal, que pueden causar dolor y sangrado, especialmente durante las evacuaciones intestinales.
Acrocordones: pequeños crecimientos carnosos alrededor del ano, generalmente indoloros
Hemorroides (vulgarmente conocidas como almorranas): vasos sanguíneos inflamados dentro o alrededor del ano y del recto

Abscesos: acumulaciones de pus que pueden hincharse y doler. A menudo se encuentran en el área alrededor del ano y pueden causar fiebre o provocar una fístula.
Fístulas: son túneles o trayectos estrechos entre el intestino y la piel u otro órgano. En la enfermedad de Crohn perianal, las fístulas a menudo van desde el canal anal hasta la piel alrededor del ano. Aparecen como pequeñas aberturas en la piel por la que sale pus o, a veces, materia fecal. Pueden irritar la piel y, a menudo, son dolorosas. Por lo general pueden tratarse con medicamentos y / o cirugía.

Gastroduodenal
La enfermedad de Crohn en la parte superior del intestino (el esófago, el estómago o el duodeno) es mucho menos común, y puede ocurrir por sí sola o junto con la enfermedad de Crohn en otras partes del aparato digestivo. Los síntomas clave incluyen dolor similar a una indigestión, náuseas con o sin vómitos, pérdida del apetito y pérdida de peso y anemia.

Crohn oral
La enfermedad de Crohn ocasionalmente puede afectar la boca. La verdadera enfermedad de Crohn oral a menudo se conoce como «granulomatosis orofacial» y es más probable que afecte a los niños, aunque es poco común. Por lo general, causa hinchazón de labios y fisuras en la boca. Algunas personas con enfermedad de Crohn pueden desarrollar úlceras o llagas en la boca durante los brotes. A veces, esto puede deberse a deficiencias nutricionales de vitamina B12, ácido fólico y de hierro.

¿PUEDE CROHN TENER COMPLICACIONES DENTRO DEL INTESTINO?
La enfermedad de Crohn a veces puede causar complicaciones (problemas adicionales). Estos pueden estar en el intestino mismo o pueden involucrar otras partes del cuerpo. Las complicaciones en el intestino pueden incluir estenosis, perforaciones y fístulas.

Estenosis
La inflamación continua y, seguida por la curación en el intestino puede causar la formación de tejido cicatricial, lo que puede crear un segmento del intestino más estrecho. Una estenosis puede dificultar el paso de los alimentos y, si es grave, puede causar un bloqueo del tránsito intestinal (obstrucción). Los síntomas incluyen calambres abdominales severos, náuseas, vómitos y estreñimiento. El abdomen puede hincharse y dilatarse, y el intestino puede hacer ruidos intensos. Las estenosis suelen tratarse mediante endoscopia (dilatando con un balón la zona estrecha, si ésta es corta), o quirúrgicamente, ya sea extirpando el segmento intestinal estrecho, o ensanchándolo con una operación conocida como estricturoplastia. Algunas personas tienen «estenosis inflamatorias», en las que la inflamación, y no el tejido cicatricial, es la que estrecha los intestinos. Por tanto, el tratamiento antiinflamatorio puede resolver este problema.

Colitis ulcerosa

La colitis ulcerosa (CU) es una de las dos formas principales de enfermedad inflamatoria intestinal.

La CU es una afección que causa inflamación y ulceración del revestimiento interno del recto y del colon (el intestino grueso). La inflamación es la reacción del cuerpo a una lesión o irritación y puede causar enrojecimiento, hinchazón y dolor. En la CU, se desarrollan pequeñas úlceras en la superficie del revestimiento que pueden sangrar y producir pus.

La inflamación en la CU generalmente comienza en el recto y la parte inferior del colon, pero también puede afectar a toda la extensión del colon.

¿CUÁLES SON LOS SINTOMAS?
La CU puede variar de leve a grave y se presentará de manera diferente de una persona a otra. Consulte Presentación clínica para ver la lista de los síntomas más comunes.

¿CUÁLES SON LOS DIFERENTES TIPOS DE COLITIS ULCERATIVA?
La colitis ulcerosa (CU) generalmente se clasifica de acuerdo con la extensión de colon afectado.

Proctitis
En la proctitis, solo se inflama el recto. Esto significa que el resto del colon no se ve afectado y puede funcionar normalmente. Para muchas personas con proctitis, el síntoma principal es la expulsión sangre fresca o moco manchado de sangre. Puede producir diarrea, o puede cursar con heces normales o incluso estreñimiento. También puede producir una necesidad urgente de ir al baño. Algunas personas con proctitis a menudo sienten que tienen ganas de defecar, pero no pueden defecar porque el intestino en realidad está vacío. A esto se le llama tenesmo.

Proctosigmoiditis
En algunas personas, el colon sigmoide (la parte curva corta del colon más cercana al recto) también puede estar inflamada, una forma de CU que a veces se conoce como proctosigmoiditis. Los síntomas son similares a los de la proctitis, aunque la diarrea puede ser más probable. 

Colitis del lado izquierdo
En este tipo de CU, la inflamación comienza en el recto y continúa por el lado izquierdo del colon (también conocido como colon distal o descendente). Los síntomas incluyen diarrea con sangre y moco, dolor en el lado izquierdo del abdomen, urgencia y tenesmo.

Colitis extensa y colitis total (Pancolitis)
La colitis extensa se extiende a lo largo de la mayor parte del colon. Junto con la colitis total o pancolitis, puede causar diarrea muy frecuentemente con sangre, moco y, a veces, pus. También puede tener calambres y dolores abdominales intensos, tenesmo y pérdida de peso. En los brotes más leves, el síntoma principal puede ser diarrea o heces más blandas y sin sangre.

En muy raras ocasiones, cuando la inflamación es grave, los gases digestivos pueden quedar atrapados en el colon y hacer que se hinche. Esto se conoce como megacolon tóxico y puede causar fiebre alta, así como dolor y mayor sensibilidad en el abdomen. Es esencial recibir tratamiento rápidamente para esta afección, ya que puede necesitar cirugía.

¿PUEDE LA COLITIS ULCERATIVA AFECTAR OTRAS PARTES DEL CUERPO?
La CU puede causar complicaciones (problemas adicionales) fuera del sistema digestivo. Más de un tercio de las personas con colitis ulcerosa desarrollan otras afecciones, que afectan principalmente a las articulaciones, los ojos y la piel. Consulte la sección Manifestaciones extraintestinales para obtener más información.

Colitis microscópica

La colitis microscópica es una enfermedad inflamatoria del intestino que afecta el intestino grueso (colon y recto) y fue reconocida por primera vez por los médicos hace solo unos 40 años. La colitis microscópica tiene síntomas diferentes a los de la colitis ulcerosa (CU) y la enfermedad de Crohn (EC), que son las enfermedades inflamatorias del intestino más conocidas: En la CU y la EC, el revestimiento del intestino suele estar visiblemente inflamado y ulcerado cuando se observa durante la colonoscopia. En la colitis microscópica, el revestimiento del intestino generalmente parece normal durante la colonoscopia. 

Sin embargo, cuando se toman biopsias (muestras de tejido) del revestimiento del intestino de aspecto endoscópico normal y se examinan con un microscopio, se pueden observar cambios inflamatorios en el revestimiento, de ahí el nombre de colitis microscópica. Otra diferencia es que un síntoma frecuente de la CU, y en ocasiones de la EC, es la diarrea con sangre. En la colitis microscópica, la diarrea es acuosa pero generalmente no contiene sangre. La perspectiva a largo plazo para quienes padecen colitis microscópica es buena, pues el tratamiento es más sencillo que para las otras formas de enfermedad inflamatoria intestinal, y una proporción significativa de pacientes logran una remisión a largo plazo de la afección.

¿QUÉ SON LA COLITIS LINFOCITICA Y COLAGENOSA?
La colitis microscópica incluye colitis linfocítica y colitis colágena. Estas condiciones son muy similares y tienden a causar los mismos síntomas. Sin embargo, hay algunas diferencias.

En la colitis linfocítica, hay una mayor cantidad de linfocitos (glóbulos blancos que son parte del sistema de defensa del cuerpo para combatir infecciones) dentro del revestimiento del colon.

En la colitis colágena, se desarrolla una capa más gruesa de lo normal de una proteína llamada colágeno en el revestimiento del colon y también puede haber un mayor número de linfocitos. En ambos casos, el aumento de linfocitos es un signo de inflamación.

¿CÓMO AFECTA LA COLITIS MICROSCÓPICA AL SISTEMA DIGESTIVO?
La colitis microscópica afecta el intestino grueso. El intestino grueso sano absorbe alrededor del 90% del agua de los desechos sobrantes de la digestión y crea así deposiciones sólidas. Cuando el colon se inflama debido a la colitis microscópica, se vuelve menos eficiente para absorber el líquido de las heces. También pueden producirse desequilibrios químicos en el sistema digestivo, lo que hace que se acumule aún más líquido en el colon. Esto conduce a un gran volumen de heces acuosas y diarrea.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE LA COLITIS MICROSCÓPICA?
El síntoma principal de la colitis microscópica es la diarrea acuosa crónica (continua), que puede comenzar muy repentinamente. Algunas personas pueden tener diarrea explosiva. Si la diarrea es severa, puede ocurrir deshidratación. A diferencia de la CU y la enfermedad de Crohn, el sangrado intestinal es poco probable porque el revestimiento del intestino no está ulcerado. Otros síntomas incluyen:

  • dolor abdominal (en forma de calambres o sordo)
  • pérdida de peso
  • fatiga (que puede ser causada por diarrea nocturna)
  • incontinencia fecal
  • dolor articular y muscular
  • hinchazón y ventosidades

Estos síntomas pueden diagnosticarse erróneamente como síndrome del intestino irritable (SII). Varios estudios han mostrado que 1 de cada 10 personas diagnosticadas con intestino irritable tenían colitis microscópica.

¿QUIÉN TIENE COLITIS MICROSCÓPICA?
Los estudios muestran que cada año, de cada 100,000 personas, 7 de ellas desarrollarán colitis colágena y unas 12 desarrollarán colitis linfocítica. Se cree que la cantidad de personas con colitis microscópica está aumentando, pero esto puede deberse a la creciente conciencia de la afección y las investigaciones más intensivas de las personas mayores con diarrea crónica. La colitis microscópica se diagnostica con mayor frecuencia en personas de 60 años, aunque la afección puede comenzar a cualquier edad. Alrededor de una cuarta parte de las personas son diagnosticadas antes de los 45 años y, aunque es poco común, también se ha encontrado colitis microscópica en niños.

Tanto la colitis linfocítica como la colitis colágena afectan más a las mujeres que a los hombres, aunque las diferencias de género son mayores para la colitis colágena. Hay formas de colitis microscópica que afectan a varios miembros de la misma familia y estudios que sugieren que ciertos genes predisponen a las personas a desarrollar la afección. 

¿QUÉ CAUSA LA COLITIS MICROSCÓPICA?
Se desconoce la causa de la colitis microscópica, pero los estudios sugieren que no hay una sola causa, sino una combinación de varias, lo que desencadena una respuesta inflamatoria.

Algunos científicos creen que la colitis microscópica puede ser una respuesta autoinmune en la que el sistema inmunológico del cuerpo ataca las células sanas sin razón conocida. Esta idea está respaldada por personas con colitis microscópica que tienen una mayor cantidad de otras afecciones autoinmunes que la población en general, siendo especialmente frecuente la enfermedad celiaca.

¿Quiénes se ven afectados por la EII?

Estas enfermedades pueden ocurrir a cualquier edad, pero con mayor frecuencia comienzan en personas de entre 10 y 40 años. Encuestas recientes sugieren que la EII se está volviendo cada vez más común, especialmente entre los jóvenes. Ambas afecciones se encuentran en todo el mundo, pero son más comunes en los países desarrollados.

Un estudio reciente de ámbito nacional en el que ha participado nuestra Unidad ha analizado la frecuencia actual de la EII en España. La incidencia (esto es, el número de casos nuevos aparecido cada año) fue de 16 por cada 100.000 habitantes para toda la EII en conjunto durante el año 2017. Desglosada por enfermedades, la enfermedad de Crohn afectó a 7.5 nuevos pacientes por cada 100.000 habitantes, mientras que la colitis ulcerosa apareció en 8 nuevos pacientes por 100,000 habitantes ese mismo año. La Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha presentó una frecuencia de enfermedad de Crohn algo superior a otras regiones españolas, mientras que para la colitis ulcerosa estuvo en los niveles de la media nacional.

Causas y desencadenantes

Aunque se han realizado muchas investigaciones, todavía no sabemos realmente qué causa la enfermedad de Crohn o la CU. Sin embargo, en los últimos años se han realizado importantes avances, especialmente en los aspectos genéticos para la misma.

Los investigadores creen que tanto la EC como la CU son causadas por una combinación de factores, que se combinan para dar como resultado la aparición de la enfermedad.

Como factores desencadenantes, el tabaco ha sido reconocido como un desencadenante claro de la enfermedad de Crohn. Junto a éste, se ha sugerido que los virus, las bacterias, la dieta, o el estrés podrían ser otros desencadenantes ambientales, pero no hay evidencia definitiva de que alguno de ellos sea de manera independiente la causa de la EII.

Presentación clínica de la EII

La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa son afecciones crónicas continuas y de por vida en las que los síntomas varían de persona a persona y cursan en un rango de leves a graves.

Los síntomas también pueden cambiar con el tiempo, con períodos de buena salud en los que tiene pocos o ningún síntoma (fases de remisión) que se alternan con momentos en los que los síntomas son más activos (recaídas o «brotes»).

LOS PRINCIPALES SÍNTOMAS DE LA EII

  • Diarrea. Esto a veces se mezcla con sangre, moco y pus.
  • Dolores tipo calambres en el abdomen. Estos pueden ser muy graves y a menudo ocurren antes de defecar.
  • Cansancio y fatiga. Esto puede deberse a la enfermedad en sí, a la anemia que produce, a los efectos secundarios de algunos de los medicamentos utilizados para la EII o a la falta de sueño si tiene que seguir levantándose por la noche con dolor o diarrea.
  • Sensación de malestar general. Algunas personas pueden sentir fiebre
  • Pérdida de apetito y pérdida de peso. La pérdida de peso puede deberse a que el cuerpo no absorbe los nutrientes de los alimentos que consume debido a la inflamación en el intestino.
  • Anemia (un número reducido de glóbulos rojos con concentración baja de hemoglobina en la sangre). Es más probable que desarrolle anemia si pierde mucha sangre y no come mucho
  • Úlceras en la boca

COMPLICACIONES

Algunas personas con EII, en particular con enfermedad de Crohn, pueden desarrollar complicaciones, que incluyen:

  • Estenosis: Esto es cuando hay una inflamación continua que se sigue por una curación con cicatrización del intestino, lo que puede causar la formación de tejido fibroso cicatricial. Esto puede crear una sección estrecha del intestino, llamada estenosis. Estos también son más comunes en personas con EC
  • Fístulas: Una fístula es un canal o trayecto anormal que conecta un órgano interno con otro. Por ejemplo, las fístulas pueden conectar una parte del intestino con otra o el intestino con otras estructuras (piel, vejiga, vagina, etc.). Las fístulas perianales son las más comunes. También son más comunes en personas con EC.
MANIFESTACIONES EXTRAINTESTINALES

La EII a veces puede afectar otras partes del cuerpo, incluidas las articulaciones, los ojos y el hígado. Consulte la sección Manifestaciones extraintestinales para obtener más información.

¿Cómo afecta la EII a otras partes del cuerpo?
La EII también puede causar problemas fuera del intestino. Algunas personas con EII desarrollan afecciones que afectan las articulaciones, los ojos o la piel. Estos pueden conocerse como manifestaciones extraintestinales (MEI) y a menudo ocurren durante la enfermedad activa, pero pueden desarrollarse antes de cualquier otro signo de enfermedad intestinal o durante los periodos de remisión. 

ARTICULACIONES
La inflamación de las articulaciones, a menudo conocida como artritis, es una complicación común de la EII.

Es más común en personas con colitis de Crohn y también afecta aproximadamente a una de cada 10 personas con CU.

La inflamación generalmente afecta las grandes articulaciones de los brazos y las piernas, incluidos los codos, las muñecas, las rodillas y los tobillos. Se puede acumular líquido en el espacio articular y causa una inflamación dolorosa, aunque puede producirse dolor sin una inflamación evidente. Los síntomas generalmente mejoran con el tratamiento de los síntomas intestinales y, por lo general, no se producen daños duraderos en las articulaciones. Algunas personas desarrollan hinchazón y dolor en las articulaciones más pequeñas de las manos o los pies. Esto puede durar más y persistir incluso cuando la EII está en remisión.

A veces, las articulaciones de la columna y la pelvis se inflaman, una afección llamada espondilitis anquilosante (o sacroileítis, en su forma menos grave). Ésta puede agravarse independientemente de la EII. A menudo causa dolor en las articulaciones sacroilíacas, a ambos lados de la parte inferior de la columna. La rigidez y el dolor en la columna vertebral pueden eventualmente llevar a pérdida de flexibilidad.

Los síntomas generalmente mejoran con el tratamiento de los síntomas intestinales y generalmente no se produce un daño duradero en las articulaciones. Algunas personas desarrollan hinchazón y dolor en las articulaciones más pequeñas de las manos o los pies. Esto puede ser más duradero y puede persistir incluso cuando la EII está en remisión. Los medicamentos y la fisioterapia pueden ser útiles para tratar estos síntomas y, por lo general, los especialistas en reumatología y gastroenterología tratan la afección de manera conjunta.

PIEL
La EII también puede causar problemas en la piel. El problema cutáneo más común es el eritema nodoso, que afecta aproximadamente a una de cada siete personas con EII y es más común en mujeres que en hombres. Consiste en áreas hinchadas, blandas, de color rojos o violáceo, elevadas, de unos 1,5 cm de diámetro, generalmente en las piernas. Esta condición tiende a ocurrir durante los brotes y generalmente mejora con el tratamiento de la EII.

Otra afección de la piel asociada con la EII es el síndrome de Sweet, donde aparecen nódulos rojos sensibles en las extremidades superiores, la cara y el cuello, a veces acompañados de fiebre. Generalmente se asocia con EII activa y puede tratarse con corticoides o con inmunosupresores.

Más raramente, las personas con EII pueden desarrollar una condición conocida como pioderma gangrenoso. Éste comienza como pequeñas ampollas sensibles, que se convierten en úlceras profundas y dolorosas. Puede aparecer en cualquier parte de la piel, pero con mayor frecuencia aparecen en las espinillas o cerca de los estomas. Esta condición a veces, pero no siempre, está relacionada con un brote de EII. A menudo es tratado por un dermatólogo con tratamiento tópico, pero puede necesitar terapia con medicamentos orales, incluidos corticosteroides, inmunosupresores o terapia biológica.

BOCA
Aproximadamente una de cada 25 personas con EII tiene llagas dolorosas en la boca, generalmente cuando la afección es más activa. Estas llagas pueden ser leves y desaparecer en unas pocas semanas, pero ocasionalmente pueden durar muchas semanas y pueden requerir tratamiento con corticoides.

OJOS
Los problemas oculares afectan a algunas personas con EII. La afección más común es la epiescleritis, que afecta la capa de tejido que cubre la esclerótica, la capa exterior blanca del ojo, lo que la enrojece, causando dolor e inflamación. La epiescleritis tiende a exacerbarse al mismo tiempo que la EII y, por lo general, puede tratarse con compresas frías; a veces se recetan gotas de corticoides.

Las otras dos afecciones oculares relacionadas con la EII son la escleritis (inflamación de la esclerótica) y la uveítis (inflamación del iris). Estas afecciones son mucho más graves y pueden provocar la pérdida de la visión si no se tratan. Si sufre algún tipo de irritación, enrojecimiento o inflamación de los ojos, menciónelo siempre a su médico, quien puede derivarlo a un oftalmólogo. La escleritis y la uveítis generalmente se pueden tratar con gotas de corticoides, aunque a veces se necesitan inmunosupresores o medicamentos biológicos.

HUESOS
Las personas con EII tienen más riesgo de desarrollar huesos más delgados y débiles. La pérdida ósea puede deberse al proceso inflamatorio en sí, la mala absorción del calcio necesario para la formación de los huesos, los niveles bajos de calcio por evitar los productos lácteos o el uso continuado o frecuente de corticoides, o debido al tabaco. La baja densidad minera ósea se puede diagnosticar mediante una exploración por densitometría ósea (también llamada absorciometría de rayos X de energía dual o DEXA). 

Los suplementos de calcio y vitamina D, dejar de fumar, realizar actividad física regular, evitar los corticoides en la medida de lo posible y, para algunas personas, el tratamiento con medicamentos, pueden ser medidas útiles. 

RIÑONES
Las personas con EII tienen un mayor riesgo de desarrollar cálculos renales. Esto puede deberse a una inflamación en el intestino delgado que causa malabsorción de grasas, por lo que la grasa se une al calcio, dejando libre una molécula llamada oxalato que es absorbida y depositada en los riñones, donde puede formar cálculos. Otra causa de los cálculos renales es la deshidratación, que puede ser causada por la pérdida de líquidos a causa de la diarrea. La orina más concentrada es el resultado de la deshidratación, que puede provocar cálculos renales. Los síntomas de los cálculos renales incluyen dolor, náuseas, vómitos y sangre en la orina.

La inflamación en el intestino delgado puede afectar los uréteres (conductos que llevan la orina desde los riñones a la vejiga) presionando sobre los conductos y bloqueándolos, evitando que la orina drene. Esto hace que el riñón se hinche y es posible que se necesite una cirugía para extirpar la sección de tejido inflamada para que la orina pueda fluir nuevamente.

HÍGADO
Algunas complicaciones están relacionadas con el hígado y su función.

Aproximadamente una de cada tres personas con enfermedad de Crohn desarrolla cálculos biliares. Estos son pequeños cálculos hechos de colesterol que pueden quedar atrapados en la vesícula biliar, justo debajo del hígado, y pueden ser muy dolorosos. Varios factores relacionados con la enfermedad de Crohn pueden hacer que los cálculos biliares sean más probables, por ejemplo, la extirpación del extremo final del intestino delgado o una inflamación severa en esta área, lo que puede conducir a una mala absorción de las sales biliares (que ayudan a digerir la grasa en el intestino).

Algunos de los medicamentos que se usan para tratar la EII (por ejemplo, azatioprina y metotrexato) pueden afectar el hígado. El control estrecho del tratamiento con analíticas, o su cambio hacia otros medicamentos en caso de observarse alteraciones, pueden ayudar a reducir este tipo de complicación.

La colangitis esclerosante primaria (CEP) es una enfermedad rara que afecta a muy pocos pacientes con CU. Provoca inflamación de los conductos biliares y eventualmente puede dañar el hígado. Los síntomas incluyen fatiga, prurito, ictericia y pérdida de peso. El tratamiento puede llegar a requerir incluso un trasplante de hígado en caso de no responder al tratamiento con medicación. 

LA CIRCULACIÓN SANGUÍNEA
Las personas con EII tienen más del doble de probabilidades de desarrollar coágulos de sangre, incluida la TVP (trombosis venosa profunda) en las piernas y embolias pulmonares en los pulmones. Este riesgo más elevado aparece durante los brotes o si está confinado a la cama, por ejemplo, en el hospital. Si siente dolor, hinchazón y sensibilidad en la pierna, o dolor en el pecho y dificultad para respirar, póngase en contacto con su médico inmediatamente. Puede reducir su riesgo si no fuma, se mantiene lo más activo posible, bebe muchos líquidos y usa medias de compresión. Precauciones como estas pueden ser especialmente útiles cuando se viaja en avión, lo que aumenta el riesgo de coágulos de sangre para todas las personas.

ANEMIA
La anemia es una de las complicaciones más comunes de la EII. Si tiene anemia, significa que tiene menos glóbulos rojos de lo normal y / o niveles más bajos de hemoglobina en la sangre (la hemoglobina es una proteína que se encuentra en los glóbulos rojos y transporta oxígeno por todo el cuerpo).

Hay varios tipos diferentes de anemia.

Las personas con EII tienen más probabilidades de desarrollar anemia por deficiencia de hierro. Esto puede deberse a una falta de hierro en la dieta, una mala absorción del hierro de los alimentos o una pérdida continua de sangre. La pérdida de sangre del intestino comúnmente causa anemia en personas con enfermedad de Crohn, incluso si la pérdida de sangre no es visible. Es importante tratar de asegurar una buena ingesta de alimentos que contengan hierro para ayudar a prevenir la anemia.

Otro tipo de anemia es la anemia por deficiencia de vitaminas, provocada por una ingesta baja o una mala absorción de determinadas vitaminas, como la vitamina B12 o el ácido fólico. Esto puede afectar particularmente a las personas con enfermedad de Crohn a las que se les han extirpado secciones del intestino delgado. Algunos de los medicamentos que se usan para la EII (por ejemplo, sulfasalazina y azatioprina) también pueden causar anemia, por lo que su médico pedirá análisis periódicos a lo largo del seguimiento de su enfermedad.

Si la anemia es muy leve, puede haber pocos síntomas o ninguno. Con anemia más severa, los síntomas principales son cansancio y fatiga crónicos (continuos). También puede desarrollar dificultad para respirar, dolores de cabeza y debilidad generalizada. El tratamiento de la anemia dependerá de su causa. Para la anemia por deficiencia de hierro, es posible que le receten suplementos de hierro en forma de tabletas o de hierro intravenoso, que se administra por infusión a través de un goteo. Algunas personas con EII descubren que no pueden tolerar el hierro por vía oral, por lo que se les administra hierro por vía intravenosa, que suele ser más eficaz. Para la anemia por deficiencia de vitaminas, se le puede administrar B12 adicional o ácido fólico, en forma de pastillas o por inyección.

¿Qué es la enfermedad intestinal inflamatoria?

Diagnóstico de la enfermedad intestinal inflamatoria

Tratamiento de la enfermedad intestinal inflamatoria