QUÉ ES HELICOBACTER PYLORI

Helicobacter pylori (H. pylori) es una bacteria alargada con forma helicoidal que infecta a más de la mitad de la población mundial y causa una infección gástrica persistente en forma de gastritis crónica, con independencia de la presencia de síntomas u otras complicaciones. La infección por H. pylori es la principal causa de enfermedad gástrica, y puede progresar a úlcera péptica gástrica o duodenal, gastritis autoinmune, linfoma del tejido linfoide asociado a la mucosa gástrica (MALT) o adenocarcinoma gástrico.

CÓMO SE ADQUIERE LA INFECCIÓN

La infección por H. pylori se transmite de persona a persona por vía fecal-oral u oral-oral; en países desarrollados la infección se adquiere en la infancia y se mantiene a lo largo de toda la vida si no se realiza tratamiento específico. El estómago humano es el único reservorio claramente demostrado de H. pylori, sin que se haya podido demostrar, hasta ahora ningún reservorio ambiental de H. pylori. La dieta y el tabaco no parecen tener un papel relevante en la adquisición de la infección por H. pylori, pero si son relevantes en la aparición de las complicaciones más graves de la infección, contribuyendo al desarrollo de cáncer gástrico y de úlcera péptica.

QUÉ SINTOMAS PRODUCE H. PYLORI

Los síntomas relacionados con la infección incluyen dolor abdominal o epigástrico, ardor, náuseas, pérdida de apetito o saciedad precoz, hinchazón o meteorismo. La Organización Mundial de la Salud ha clasificado a H. pylori como carcinógeno de cáncer gástrico distal de tipo I, y la incidencia de cáncer gástrico disminuye tras la erradicación de H. pylori. Por todo lo anterior, resulta esencial diagnosticar la infección por H. pylori en ciertas situaciones clínicas, y tratarla adecuadamente para erradicar la infección.

CÓMO SE DETECTA LA INFECCIÓN POR H. PYLORI

Es necesario investigar si se padece una infección por H. pylori ante varios síntomas y signos. Para ello, disponemos de diferentes métodos, que se basan en analizar una muestra de heces, a través de una prueba del aire espirado (test del aliento), o mediante una endoscopia gástrica. También puede detectarse a partir de un análisis de sangre.

Es importante repetir las pruebas después del tratamiento para asegurarse de que se haya eliminado el Helicobacter pylori.

Pruebas en heces

  • Prueba de antígenos en heces. Esta es la prueba en heces más frecuente para detectar Helicobacter pylori. Este análisis busca proteínas (antígenos) asociadas con la infección por Helicobacter pylori en las heces.
  • Prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés) en heces. Una prueba de laboratorio llamada prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés) en heces puede detectar la infección por Helicobacter pylori en las heces. Se emplea para identificar mutaciones que pueden conferir resistentes a los antibióticos que se usan para tratarla.

Prueba del aliento con urea

Consiste en tomar una pastilla que contiene urea con moléculas de carbono marcadas. Si se tiene la infección por H pylori, el carbono se libera cuando la solución entra en contacto con la bacteria en el estómago, y se detecta en el aire espirado. Esta prueba se puede usar en adultos y niños de más de 6 años que pueden cooperar para realizarla.

Instrucciones para el test de Aliento con urea (TAU):

  • Acudir en ayunas de sólidos y líquidos desde al menos 8 horas antes
  • No fumar desde el día previo
  • No masticar chicle
  • Acudir sin lavarse los dientes
  • No puede tomar ningún medicamento inhibidor de la secreción de ácido gástrico (popularmente llamados “protector de estómago”) desde 15 días antes de la realización de la prueba
  • No deberá haber tomado antibióticos en las 4 semanas previas a la realización de la prueba. En caso de tener que tomarlos póngase en contacto con la consulta para solicitar una nueva cita.
  • Puede usar durante los días antes de la prueba, en caso de presentar molestias digestivas, antiácidos como Almax, Bemolán, Gaviscón….

Diagnóstico a partir de endoscopia

El médico gastroenterólogo podría realizar una prueba endoscópica, especialmente para investigar el origen de sus síntomas o si sospecha alguna afección causada por H. pylori, como una úlcera péptica o gastritis. Durante la endoscopia, su médico puede tomar muestras de tejido (biopsias), que se examinan para detectar la presencia de una infección por H. pylori. Las biopsias obtenidas durante la endoscopia permiten identificar H. pylori a partir de 3 técnicas diferentes:

  • Mediante una tinción histológica, el patólogo podrá observar en el tejido gástrico bacterias compatibles con H. pylori.
  • La biopsia se introduce en un recipiente con un material reactivo al pH que cambia de color. La muestra contiene urea (una enzima específica de la bacteria pylori que no produce el cuerpo humano) el medio reactivo cambiará de color.
  • Mediante cultivo microbiológico, en el que crecerá y se podrá aislar la bacteria. Esta alterativa además permitirá conocer a qué antibióticos es sensible la cepa que infecta específicamente a un paciente determinado. Esto es especialmente útil si los primeros antibióticos empleados no consiguieron acabar con la infección.

Diagnóstico serológico a partir de sangre

Consiste en buscar anticuerpos específicos frente a la bacteria H. pylori. Si bien esta alternativa resulta eficaz para diagnosticar la infección en un paciente no tratado previamente, no permite comprobar si un tratamiento ha sido eficaz, ya que los anticuerpos permanecerán elevados en sangre durante mucho tiempo tras la erradicación de la infección. Se reserva, por tanto, para investigaciones sobre la epidemiología de la infección por H. pylori.

 

INDICACIONES PARA ERRADICAR H. PYLORI

En caso de encontrar la bacteria, las indicaciones para erradicarla son variadas e incluyen diversas condiciones, como la úlcera péptica activa o su antecedente, el linfoma MALT gástrico de bajo grado, la resección quirúrgica o endoscópica de cáncer gástrico, la dispepsia no investigada. Se debería erradicar H. pylori a los familiares de primer grado de los pacientes con cáncer gástrico, y ofrecer su erradicación a todos aquellos que han sido diagnosticados.

Las indicaciones para tratamiento de la infección por Helicobacter pylori se resumen a continuación:

  • Úlcera péptica gástrica o duodenal, ya sea activa o presentar antecedentes
  • Dispepsia no investigada en sujetos menores de 55 años sin signos o síntomas de alarma
  • Pacientes que van a iniciar tratamiento con aspirina o anti-inflamatorios no esteroideos (AINE)
  • Pacientes con antecedentes de enfermedad ulcerosa que inician tratamiento con AINE (además del tratamiento con IBP de mantenimiento)
  • Linfoma MALT gástrico de bajo grado
  • Resección quirúrgica o endoscópica de un cáncer gástrico
  • Familiares de primer grado de pacientes con cáncer gástrico
  • Gastritis crónica atrófica o presencia de metaplasia intestinal gástrica
  • Anemia ferropénica de causa no aclarada
  • Púrpura trombocitopénica idiopática
  • Déficit de vitamina B12 no explicable por otras causas
  • Uso prolongado de inhibidores de la bomba de protones en pacientes jóvenes
  • Se recomienda ofrecer tratamiento erradicador a todo paciente diagnosticado de infección por H. pylori.

CÓMO SE TRATA H. PYLORI

Todo tratamiento prescrito para la erradicación de la infección por H. pylori debería contar con una efectividad próxima o superior al 90%. Como cualquier terapia dirigida a eliminar cualquier infección bacteriana, la eficacia esperable debería ser la máxima, y la infección por H. pylori no constituye una excepción, ya sea para la terapia de primera línea o para la de rescate en caso de que su primer tratamiento haya fracasado.

A lo largo de los años la resistencia de H. pylori frente a los antibióticos ha aumentado progresivamente, siendo especialmente importantes las resistencias a la claritromicina, el levofloxacino y el metronidazol. En condiciones ideales, sería recomendable conocer la sensibilidad de la cepa de H. pylori a los antibióticos mediante su cultivo y antibiograma, o por técnicas moleculares basadas en la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) capaces de detectar mutaciones puntuales responsables de la resistencia a claritromicina, metronidazol y levofloxacino antes de tratar. Sin embargo, la mayor parte de los tratamientos se prescriben de manera empírica, ya que se ha demostrado que los tratamientos empíricos basados en regímenes actualizados obtienen, en general, mejores resultados de eficacia en primera línea que el tratamiento guiado por análisis de susceptibilidad de H. pylori. Elegir el tratamiento empírico de primera línea más adecuado resulta, por tanto, esencial.

De manera general, todo tratamiento prescrito para la erradicación de H. pylori debería combinar 4 fármacos, administrados durante 14 días (con la excepción de la terapia cuádruple con IBP combinado con bismuto, tetraciclina y metronidazol en una misma cápsula, que será de 10 días).

El siguiente esquema resume, de manera general, las principales terapias actualmente recomendadas para la erradicación de la infección por H. pylori, empleadas en primera o sucesivas líneas.

REINFECCIÓN POR H. PYLORI

Una vez erradicado, la recurrencia de Helicobacter pylori es poco común, especialmente si se emplean terapia con una alta eficacia como las actualmente recomendadas.

Como es una infección adquirida habitualmente durante la infancia, son precisamente los pacientes más jóvenes aquellos en los que podría reaparecer con más frecuencia.

En adultos, la recurrencia de H. pylori después de la erradicación realmente infrecuente en los países desarrollados (2.6%), pero un poco más en los países en desarrollo (13%). Por tanto, en países como el nuestro con un elevado nivel de desarrollo socioeconómico y adecuadas condiciones higiénico-sanitarias, una vez comprobado el éxito de un tratamiento erradicador no se necesitan realizar pruebas periódican de que la infección sigue resuelta si el paciente se encuentra asintomático.